¡Hola!
Tercera entrega sobre las andanzas de
los destructores alemanes en Narvik escrita por Miguel Fiz Cobos
3.- Murieron con las
botas puestas… o mas bien les dejaron chiflando en la loma
Y sin embargo, a pesar de
todos los problemas sufridos, al amanecer de aquel día 8 de abril
todos los destructores alemanes estaban allí, desperdigados y con
diversos problemas, pero todos continuaban hacia el norte. Si bien en
próximas entregas seré sumamente severo con Bonte y con otros
mandos alemanes, hay que reconocer que tanto ellos como sus
tripulaciones mostraron un profesionalismo a toda prueba. Su misión
principal era llevar a los Gebirgsjäger a sus destinos, y en eso no
fallaron. Eso sí, no se esperaban encontrar buques enemigos tan
pronto, pero bueno, la aparición del Glowworm en medio de un
grupo de buques deambulantes fue un suceso inesperado por germanos
como por ingleses. Desgraciadamente al comandante Roope, así como a
los demás oficiales y tripulaciones británicas, su propio servicio
de inteligencia les había fallado en más de una manera. Me voy a
permitir indicar algo al respecto.
Normalmente cuando
pensamos en la inteligencia británica en la IIGM, viene a nuestra
cabeza ULTRA y sus derivados, ese enorme esfuerzo que permitía al
parecer casi “leer” de forma mágica los comunicados radiales
alemanes, en ocasiones incluso se especula sobre varios momentos en
los que, siempre según la mitología popular, se sabía tanto de los
planes alemanes que incluso las autoridades inglesas se daban el lujo
de no usar “demasiado” dicha información para evitar que los
alemanes se percatasen de que sus comunicaciones eran virtualmente
“un libro abierto”, tal es el caso del bombardeo de Coventry,
donde el mismísimo Churchill habría decidido no usar la información
de ULTRA para interceptar a los bombarderos que machacarían la
ciudad, o mejor aún, advertir a la población de la amenaza… se
sabe ahora que eso es un mito [1], pero bueno, la mitología y las
leyendas urbanas, siempre estarán presentes.
La realidad es que en
esos meses del inicio de la guerra, la inteligencia británica, y los
servicios de información del almirantazgo, estaban casi a ciegas.
Desgraciadamente para ellos, todo el esfuerzo y los conocimientos
ganados durante el anterior conflicto mundial, que desembocaron en la
creación del llamado “Departamento 40” (“Room 40”), que era
el servicio de escucha, intercepción y descifrado para el
almirantazgo había quedado casi olvidado. Las penurias de la
postguerra y la astringencia económica significaron que cuando se
desato la IIGM, se tuvo casi que empezar desde cero. Parece de risa,
pues los británicos habían estado recibiendo varias señales que de
haberse unido e interpretado (mensajes diplomáticos, avistamientos
de buques, aumento en el trafico radial, etc.) seguramente hubieran
podido sustentar ya no sospecha, sino un claro aviso de que los
alemanes iban a invadir Noruega, pero dicha instancia no existía en
ese momento. [2]
En cambio, la marina
alemana aprendió bien las lecciones de la IGM, el equivalente
germano al “Room 40” británico de la IGM, el Beobachtungsdienst
o “B-Dienst”, era terriblemente eficiente. Desde antes de
iniciadas las hostilidades habían conseguido “romper” muchos
códigos de comunicación de la marina real y otras instancias,
además de tener un equipo de especialistas que concentraba los datos
recabados para dar información bastante útil a los mandos. Era un
hecho que entonces, la marina alemana podía ir varios pasos delante
de sus oponentes, siempre que pudiese interceptar algún mensaje
británico “legible”.
Por ejemplo, un par de
aviones Hudson de reconocimiento ubicaron en la mañana del día 7 a
parte del grupo de buques alemanes en dirección a Trondheim y
Narvik. Enviaron de inmediato un reporte sobre su avistamiento por
supuesto. Pues dos horas después (11.31 según el uso horario
empleado por la fuerza alemana), el almirante Lutjens, al mando del
Scharnhorst y el Gneisenau y con la doble misión de
servir de escolta pesada y de señuelo, estaba ya recibiendo una
copia decodificada de dicho mensaje, según el cual, habían sido
detectados “…un crucero y seis destructores…dirigiéndose al
norte…”. Es decir, los británicos estaban ya positivamente
al tanto de que algo se cocinaba a esas horas. Se envió de hecho un
grupo de bombarderos Blenheim (12 bombarderos del escuadrón 107)
que, como generalmente ocurría en misiones de bombardeo a gran
altura sobre buques en movimiento, no logró nada.
El B-Dienst pudo
decodificar con igual celeridad el reporte de los bombarderos luego
del ataque, indicando que habían bombardeado “…tres
acorazados dirigiéndose al norte, acompañados por destructores…”,
obviando las naturales confusiones de todo reporte visual, parecía
que los ingleses habían descubierto el asunto… ¿o no?... [3]
Aquí hay que subrayar
una de las genialidades del plan alemán. En gran parte gracias a los
servicios del B-Dienst, se sabía que el almirantazgo y el resto de
las autoridades británicas estaban cuando menos “en la luna”
respecto a la intención alemana de ocupar Noruega, mientras que por
supuesto, los burdos preparativos aliados para montar una suerte de
misión expedicionaria hacia Narvik y Trondheim eran más que claros
(y de hecho ,por esas vueltas de tuerca que tiene la historia,
aceleraron los propios planes alemanes). Se estaba al tanto de que si
se simulaba una salida al Atlántico por unidades pesadas, los
ingleses caerían como “peces en una tina” en el engaño, de allí
una de las razones por las cuales el Scharnhorst y el Gneisenau
fueron destinados a encabezar al grupo que se dirigía a Narvik. De
esa manera, lo que se pensó en el almirantazgo era que seguramente
los buques pesados alemanes se dirigían al Atlántico, tomándose
medidas para contrarrestar eso. Dado que los destructores alemanes
tenían muchas limitaciones de alcance, nadie pensó con seriedad que
se estarían empleando como transportes de ocasión y que lo que
estaba ocurriendo era la invasión de Noruega. Sobra decir que aunque
se cursaron comunicados para alertar a la Home Fleet en Scapa
Flow (con el Rodney, el Repulse y el Valiant)
para una inminente operación de intercepción, siempre fue pensando
en que las unidades pesadas germanas irían al Atlántico y que los
destructores retornarían a puerto. Patrick Beesly (“Very Especial
Intelligence”) lo resume asi [4]:
“Tres factores deben
de ser tomados en cuenta cuando se considera la falla británica en
predecir la acción alemana. Primero, toda la atención estaba
concentrada en nuestros propios planes de minar las costas noruegas
*, en las secciones empleadas por los buques de carga alemanes para
transportar el mineral de hierro sueco desde Narvik hacia Alemania.
Más aun, no se dio demasiada importancia a las reacciones alemanas
hacia ese minado. Segundo, el almirantazgo y la "Home Fleet"
estaban preocupadas con la posibilidad de una salida de los cruceros
de batalla (sic) o de los acorazados de bolsillo alemanes al
Atlántico, y cualquier signo de actividad que fuese detectada se
asociaba mas a dicha posibilidad, más que a una operación que,
incluso los asesores profesionales de Hitler consideraban temeraria
al extremo. Y como tercer factor, a lo largo del invierno habíamos
tenido una lluvia de reportes de ataques inminentes por parte de
Alemania a los Países Bajos o a Francia, todos los cuales habían
terminado en nada. Por tanto no es sorprendente que los rumores de
invasión a Noruega fuesen tratados por todas las agencias de
inteligencia aliadas con cierto grado de escepticismo.”
* Recordar que el grupo
del Renown estaba apoyando precisamente las tareas de minado
de las costas noruegas.
Así pues, el solitario
Glowworm jamás recibió señal de alerta…
Entonces, retornado de
una breve explicación sobre cómo estaban las cosas respecto a la
inteligencia naval de ambos contendientes, Roope y su gente se
toparon esa mañana del 8 de abril… con una visibilidad muy mala,
de apenas pocos miles de metros y todavía con mar picado. Serian
aproximadamente las 0850 (hora alemana) cuando vigías del destructor
alemán Hans Ludemann (Z 18) detectaron al Glowworm por
su lado de estribor, mucho antes de que los vigías ingleses se
percatasen de que no estaban solos. De hecho el Korvetenkapitän
Herbert Friedrichs, patrón del Z18, consideró que tenia
una posición de ventaja y pidió permiso para atacar al destructor
enemigo, pero su superior, el Fregattenkapitän Hans-Joachim
Gadow (en el mismo buque), jefe de la tercera flotilla, le indico que
su misión principal era llevar a las tropas a tierra, no entablar
combate. El Z18 comunicó el avistamiento a Lutjens, momento
en que la tripulación del Glowworm se dio cuenta de la
presencia del destructor alemán. No esta de mas comentar que según
reportaron posteriormente los testigos alemanes, el Glowworm estaba
con los cañones sin manejar y al parecer sin todas las calderas
encendidas, de ser cierto, seria otro indicativo de la falta de
información de la que disponía Roope, quien por tanto estaba a
ciegas en cuanto a la presencia de navíos enemigos en esa área.
Sin embargo, cuando se
dio la voz de alarma, el comandante Roope ordeno de inmediato mandar
señales por semáforo al buque ignoto, el cual respondió
“destructor sueco Göteburg”. Roope determinó que era
demasiado improbable que en esas aguas un buque sueco estuviese
merodeando, así que ordeno enarbolar la banderola de batalla y
disparar al buque desconocido, mas el Z18 aceleró y se perdió
en la espesa neblina.
Luego de algunos tensos
minutos, el Bernd von Armin (Z11), al mando del
Korvetenkapitän Curt Rachel, también se topo con el
Glowworm, acercándose con rapidez por el lado de babor del
destructor ingles, ambos buques siguiendo curso reciproco.
Inicialmente Rachel considero atacar al destructor enemigo, pero
cuando pidió autorización por radio de corta distancia a Gadow, su
superior, este le recordó lo mismo que le había dicho al patrón
del Z18: la misión principal era llevar a los jäger a
tierra… de todas maneras la acción que se sucedió inmediatamente
demostró que aunque hubiera querido, simplemente Rachel no estaba en
condiciones de presentar una batalla justa.
Los destructores alemanes
que se dirigían a Narvik y Trondheim eran buques que en el papel
parecían impresionantes y en combate singular tenían ventaja en
cuanto a cañones, aunque un poco superados en cuanto a torpedos.
Rachel tenia a su disposición 5 cañones de 12.7 cm (5 pulgadas) y 8
torpedos, Roope tenia 4 cañones de 4.7 pulgadas y 10 torpedos. Sin
embargo en las condiciones climáticas de esa mañana, la ventaja
estaba decididamente del lado del ingles. La premura en cuanto a
diseño y construcción de los buques ligeros alemanes desembocó en
una gran cantidad de problemas técnicos, algunos de los cuales ya
han sido reseñados en el reporte del Kapitänleutnant (ing)
Heye. A eso hay que añadirle que definitivamente las cualidades
marineras de estos buques no eran las mejores. En mar picado su
estabilidad y maniobrabilidad demeritaba mucho, de tal suerte que la
ventaja teórica que daba el tener armas con mas calibre y alcance se
perdía, pues era difícil tanto situar al barco en una posición
adecuada, y lograr puntería adecuada se hacia una labor casi
imposible.
Con las ordenes de Gadow
en mente, Rachel procedió a romper el contacto con el ingles, solo
para darse cuenta de que su buque no estaba respondiendo bien en el
mar embravecido. A toda marcha (35 nudos) la proa del navío alemán
recibía el embate de las olas con gran violencia, lo que al poco
tiempo produjo diversos daños en la superestructura. Dos hombres
cayeron al mar durante el intento por “sacudirse” al Glowworm.
Finalmente Rachel debió reducir la velocidad a 27 nudos para evitar
que el buque se dañase mas, lo que hizo que Roope se pudiera acercar
lo suficiente como para comenzar a disparar con sus piezas de proa.
Los cañones de popa del Z11 respondían el fuego y más
tarde, de manera algo optimista, reclamaron haber obtenido 3 impactos
en el buque ingles, lo cual en realidad era mas producto del calor
del momento y de cierta impotencia que de veracidad.
Rachel, muy a su pesar,
se vio obligado a solicitar apoyo, mientras mantenía curso y trataba
de burlar al adversario con una cortina de humo. Los destructores del
grupo dirigido a Trondheim, el Paul Jacobi (Z5) , Theodor
Riedel (Z6), Friedrich Eckholdt (Z16) y Bruno Heinemann
(Z8), estaban al sur del destructor en problemas y captaron los
mensajes. Su comandante, el Fregattenkapitän Rudolf von
Pufendorf ordenó acelerar para apoyar a Rachel .Desgraciadamente el
mar agitado se cobró de inmediato tributo, cuando una ola
particularmente fuerte provoco una escora temporal de casi 55° al
Z5, entrando agua a las salas de maquinas, apagándose una
caldera y cayendo al mar 5 marineros. Seguramente lanzando toda clase
de improperios marineros, von Pufendorf debió ordenar reducir la
velocidad…[5]
Es interesante indicar
aquí que, jamás sabremos realmente que pasaba por la cabeza de
Roope en estos momentos, seguramente estaba cierto de que el buque
que habían divisado primero y el que estaba ahora persiguiendo
podrían pertenecer a una flota aun mayor, quizá debió haber
considerado que el otro buque podía retornar para ayudar a su
compañero, lo que le pondría en situación difícil. Al parecer en
todo caso a Roope no le faltaba iniciativa y ciertamente agresividad.
Por si acaso ya cuando avisto al primer buque (el Z18) envió
un reporte al almirante Whitworth donde se indicaba que se había
topado con un buque enemigo y dando sus coordenadas aproximadas (64 °
N 04’ , 06° 04’ E, en realidad fue a los 64° N, 07° según los
alemanes, señal de que la brújula del Glowworm no estaba
bien) .
Posición que reportó el Glowworm
al momento del encuentro fatal con el Hipper y la del grupo
del Renown
|
Desgraciadamente para
Roope y su tripulación, el crucero pesado Admiral Hipper, mas
al norte, había recibido la orden de acudir en ayuda de Rachel. El
Kapitän zur See H. Heye, patrón del crucero, procedió a
toda maquina en apoyo del Z11, llegando al área
aproximadamente faltando 15 minutos para las 1000. Cinco minutos
después sus vigías indicaron el avistamiento de dos mástiles .De
inicio no se sabia quien era el buque amigo y quien el enemigo, pero
poco a poco la escena se fue aclarando. A las 0958 se pudo establecer
con exactitud la identidad de ambos buques, así que Heye ordeno
abrir fuego. Para esto la tripulación del Glowworm al
principio considero que el buque que llegaba al lugar era uno de los
suyos, probablemente el Renown… se enviaron señales por
semáforo, que fueron contestadas con el rugir de las piezas de proa
de 20.3 cm del Hipper.
Heye no quiso correr
riesgos, sabía que el Glowworm solo podría hacerles daño si
se le permitía ponerse en posición para lanzar sus torpedos, así
que dictó ordenes al timonel para que mantener siempre la proa hacia
el destructor ingles a fin de poder evadir cualquier ataque de ese
tipo. Eso limitaba el empleo de la artillería del crucero a las
piezas de proa, pero sin lugar a dudas era una maniobra correcta. La
primera salva alemana se disparo a unos 8,400 metros. El Glowworm
estaba casi condenado… Roope ordenó maniobrar con virajes
pronunciados y acortar distancias, para tratar de buscar una posición
desde la cual disparar sus torpedos, pero cada maniobra suya era
respondida por una correcta solución del lado alemán, se ordeno
entonces lanzar humo y cubrirse, pero para sorpresa de los ingleses,
el fuego alemán continuaba con gran precisión…
Seguramente si Roope
hubiera estado enterado de que los alemanes estaban ya empleando en
unidades de ese tipo asistencia para sus directores de tiro (DeTe) y
que por tanto las cortinas de humo eran inútiles, quizá hubiera
variado toda su estrategia, pero era tarde. Para la quinta salva el
Hipper estaba ya acertando en el destructor. Pronto la sala de
radio quedo en ruinas, de manera que se perdió contacto con el
exterior. Otros impactos comenzaron a abrir vías de agua, el
dispensario recibió una proyectil de gran calibre, eliminando a los
heridos que se habían acumulado luego de pocos minutos. Los cañones
del Glowworm intentaron responder el fuego, pero sin éxito,
los torpedos fueron igualmente disparados en sucesivos intentos por
alcanzar al Hipper, pero erraron debido al mar picado, enemigo
de todo control de tiro sin asistencia. Generalmente en espacios
especializados se tiende a criticar a los complejísimos sistemas de
control de tiro de los buques alemanes, sobre todo los de la AA media
y pesada, pero en circunstancias como esta, se probaron mas que
adecuados, ya que es claro que gran cantidad de proyectiles de 10.5
cm acertaron al Glowworm.[6]
Eran las 1010 y el asunto
se veía ya terriblemente comprometido para el destructor ingles. Se
intento un ataque con los últimos torpedos por parte de Roope,
quedando ambos buques a distancias cada vez mas cercanas ,de apenas
cientos de metros, en cada viraje. Para ese instante el Glowworm
estaba recibiendo las “atenciones” incluso de las piezas AA de 37
y 20 mm alemanas. Nuevamente el Hipper buscó con la proa al
contrario y evadió los últimos torpedos. Dado que ambos buques
estaban acercándose peligrosamente, se hacía casi inevitable un
choque, de hecho Heye ordeno al timonel que ,de ser necesario, el
Hipper debía embestir al molesto buque británico. [7]
Foto tomada desde el Hipper poco
antes del choque
|
Generalmente en este
punto se inicia la leyenda, el Glowworm, arrojando humo
producto de varios incendios, enfila su proa hacia el costado de
babor del crucero alemán, que no logra esquivarle, embistiéndole y
quedando luego inerme. Sin embargo hay que aclarar que seguramente
para este momento el Glowworm estaba sin control, habían
recibido un impacto en la sala de maquinas y había varios fuegos
iniciándose. Es un hecho también que luego del último ataque con
torpedos el puente de mando del destructor recibió de lleno un
proyectil probablemente de 10.5 cm, dejándolo prácticamente en
ruinas. El único oficial superviviente, el teniente Robert Ramsey,
declararía que, momentos antes de la colisión no había nadie
manejando el timón debido a las bajas en el puente. Por tanto no se
puede saber si la embestida del Glowworm al Hipper fue
producto realmente de una decisión de parte del comandante Roope, o
si fue resultado de una serie de maniobras fortuitas, en todo caso
eso no demerita a ninguno de los participantes. [8]
Lamina muy idealizada de la embestida,
elaborada por el artista Ivan Berryman
|
Lo demás ya es por
supuesto conocido, así que no profundizaremos demasiado, el Hipper
recuperó a 40 sobrevivientes, Roope no estaba entre ellos. Aunque el
crucero quedo por supuesto dañado, podía continuar su recorrido y
así se decidió. Para los que gustan de las estadísticas, el Hipper
empleo 31 proyectiles de 20.3 cm, 104 proyectiles de 10.5 cm, 136 de
3.7 cm y 132 de 2 cm. Como nota paradójica, un marinero alemán cayó
al agua durante la colisión, siendo esa la principal razón por la
que el Hipper se detuvo y eventualmente recupero a varios
náufragos del Glowworm, pero, al parecer el caído (el
Mechanikergefreiter RItter, no pudo ser recuperado. [9]
Otra foto desde el Hipper, observese la
proa destrozada, circulados con rojo se ven ambos montajes de tubos
lanzatorpedos, girados y vacíos
|
Aunque como ya vimos, el
reporte del Glowworm llegó a las instancias correctas, una
mezcla de estupor e incredulidad rodeo a las autoridades británicas.
Mientras, los buques alemanes continuaban su viaje…
Continuara.
Fuentes de las citas :
[1] Un excelente artículo
donde se menciona el papel jugado por el “Room 40” en la gran
guerra.
[2] Para adentrarse en el
mundo del espionaje naval británico en la IIGM recomiendo el libro
“Very Special intelligence”, de Patrick Beesly, quien
trabajó precisamente en el esfuerzo de reconstruir el “Room 40”
durante la IIGM, esfuerzo que culmino con el establecimiento del OIC,
siglas de “Operational Intelligence Center”.
[3] Ver “The German
invasión of Norway”, Geirr H. Haarr, Pags. 75 y 76.
[4]“Very Special
Intelligence”. Pags. 64 y 65.
[5] “The German
invasión of Norway”, Geirr H. Haarr, Pags. 75 y 76.
[6] Para una discusión
técnica de los equipos de radar en esos buques ver “Heavy
Cruisers of the Admiral Hipper Class”, de Gerhard Koop &
Klaus-Peter Schmolke, Ed. Naval Institute Press. Pags. 22-24, datos
adicionales del empleo del Dete en este combate en el mismo libro,
Pags. 43 y 44 asi como en “The German invasión of Norway”,
Geirr H. Haarr, Pag. 93.
[7]
“The German invasión of Norway”,
Geirr H. Haarr, Pag. 93.
[8] y
[9]“The German invasión of Norway”,
Geirr H. Haarr, Pag. 94. “Heavy
Cruisers of the Admiral Hipper Class”,
de Gerhard Koop & Klaus-Peter Schmolke, Pag.
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