sábado, 27 de junio de 2015

Destructores alemanes en Narvik IV por Miguel Fiz Cobos

¡Hola!



Vamos con la siguiente parte de los destructores alemanes en Narvik, artículo escrito por MiguelFiz del foro el Gran Capitán:



Como nace un tonto cada minuto… con lo que siempre habrá plazas para almirantazgo ingles

Siguiendo con esta narrativa. Los buques alemanes en dirección a Narvik y Trondheim continuaron su viaje al norte luego del molesto incidente con el infortunado Glowworm. A las 1450 del día 8 el Hipper y los cuatro destructores que debían acompañarle fueron detectados por un hidro Sunderland del escuadrón 204 de la RAF, el avión reportó haber divisado “…2 cruceros y 2 destructores… al noroeste de Trondheim y viajando hacia el oeste…”. Aunque el hidro se intento ocultar en las nubes, que no estaban a mucha altura debido al clima glacial, nuevamente el radar del crucero germano permitió centrar al intruso, dañándole y obligándole a retornar a su base (los alemanes reclamarían haberle derribado). La detección de hecho jugo a favor de los alemanes, un intento ese mismo día de parte de un hidro del Renown por localizar a los buques alemanes en el área fallo estrepitosamente pues el clima volvió a ponerse difícil por la tarde.

Aquí debo hacer un pequeño alto y explicar el porqué ese avistamiento, así como los anteriores, de hecho jugaron a favor del plan alemán, recordando que el objetivo clave era adelantarse a los aliados en cuanto a tener posesión de Noruega, con todas las ventajas que ello conllevaba, ya sea en cuanto al trafico de mineral de hierro, sin olvidar que se repite a veces a guisa de mantra hindu que Narvik era importantísimo por el trafico naval de Suecia a Alemania, pero resulta que el trafico mercante que partía de Narvik hacia Inglaterra también era de mucha importancia. [1]

Así pues, vamos a revisar el plan alemán, a nivel estratégico primero y luego a nivel táctico, a fin de cimentar una de las tesis principales de esta serie de artículos, según la cual, en verdad el plan alemán, a pesar de haberse realizado con gran premura, era básicamente correcto y la perdida de los destructores alemanes en Narvik se debió a una serie de contingencias y eventos fortuitos que quedan muy lejos de la sencillas explicaciones mono causales tan socorrida por algunos analistas consuetudinariamente holgazanes a la hora de revisar los hechos.

Si uno revisa el mapa de Noruega, vera que es relativamente fácil alcanzar desde Alemania con una flota invasora las zonas de Oslo, Kristiansand, Stavanger e incluso Bergen (a entre 400 a 600 kilómetros), en un lapso de aproximadamente un día con mal tiempo. Pero ya las distancias para alcanzar por ejemplo Trondheim se duplican, y para llegar a Narvik, supuestamente “la joya de la corona”, el asunto se triplica. Mas aun, mientras que en el caso de las localidades citadas inicialmente se podía contar con el apoyo aéreo, tanto en cuanto a transporte como en cuanto a unidades antibuque, cualquier flota que quisiese llegar mas al norte tendría que vérselas sola, sin ayuda de la aviación.

Así pues, dado que al primer aviso una invasión alemana a Noruega haría que la Gran Bretaña dispusiese su flota para contrarrestar esa acción, se debía buscar la manera de que la invasión misma fuese disfrazada tanto como fuese posible. Ya hemos mencionado que, al contrario de estereotipos posteriores, la inteligencia naval alemana estaba sumamente adelantada en cuanto a monitorear intenciones y caminos de acción por parte de su enemigo, y que correctamente el B-Dienst indicaba que aun a principios de abril de 1940 la principal preocupación de las autoridades británicas estaba centradas en que las unidades pesadas alemanas rompiesen el bloqueo y llegasen al Atlántico, dejando muy debajo de la lista de prioridades la posibilidad de que Alemania ocupase Noruega. [2]

Con esos datos en la mano, fue relativamente sencillo planificar un esquema en el cual, participasen las unidades pesadas de la marina alemana sirviendo tanto como señuelo, como para transporte y escolta lejana. En un primer paso, el Scharnhorst, el Gneseinau y el Admiral Hipper partirían acompañados de destructores, dando la imagen de que se trataba de un movimiento de ruptura de bloqueo con dirección al Atlántico. Cuando esta flota llegase a la altura de Trondheim, el Hipper, con 4 destructores, todos llevando tropas, viraría al oeste y daría algunas vueltas literalmente mientras los dos Schlachtschiff junto con otros 10 destructores que servían como transportes rápidos, seguirían al norte, Rumbo a Narvik.

Una vez que el grupo de Narvik hubiese llegado al área del Fiordo, los Schlachtschiff se separarían de los destructores y viajarían hacia el noroeste, simulando ir en dirección al Atlántico, “jalando” literalmente a todos los buques británicos que hubiesen partido a la zona en caso de haber sido detectados. El B-Dienst calculo acertadamente que la atención que cualquier unidad menor hubiese causado seria aplacada, concentrándose el almirantazgo ingles en perseguir a los buques grandes, pues “seria obvio” que las unidades del tipo destructor y crucero estarían regresando a Alemania luego de una labor simplemente de escolta. Claro que en realidad los destructores y el Hipper donde desarrollarían su doble misión de desembarcar a los cazadores y “aplacar” cualquier tipo de oposición, tanto en Trondheim como en Narvik. Los demás grupos, debiendo recorrer una distancia mas corta, partirían de sus bases en Alemania en la tarde del día anterior a la invasión, tomando por sorpresa a los noruegos y por supuesto a los británicos, un muy hábil manejo del clima permitiría que los grupos enviándoos a Narvik y Trondheim no pudiesen ser divisados con facilidad, con lo que la idea de que habia una ruptura hacia el Atlántico se vería reforzada. 





A nivel estratégico, se trato de una planificación brillantísima, algo que generalmente se soslaya cuando se trata la campaña. En la siguiente entrega analizaremos los detalles a nivel táctico del grupo de Narvik, donde veremos que desgraciadamente las cosas dejaron mucho que desear.

[1] Recomiendo revisar “Hitler's Northern War: The Luftwaffe's Ill-Fated Campaign, 1940-1945”, de Adam R. A. Claasen, donde en la introducción al asunto se menciona con gran claridad lo referente al trafico de mercancías aliado por Narvik.

[2] Revisar “Very Special intelligence”, de Patrick Beesly, el autor deja en claro como los alemanes les aventajaron en cuanto a análisis de intenciones, el trabajo de inteligencia no solo es recabar información, sino también concentrarla, analizarla y emplearla para los fines propios y en contra del adversario, algo que al parecer el almirantazgo británico había olvidado y debió “reaprender”.


jueves, 18 de junio de 2015

Amberes 1944, La campaña del estuario del Escalda

¡Hola!

Aunque tengo, por ahora, muy abandonado el blog sigo leyendo a ratos por lo que aprovecho para dejar la reseña de este libro, que ha puesto un parentesis a la lectura de “Los cañones del atardecer”. Vamos al lio:

Amberes 1944, La campaña del estuario del Escalda

Este libro me llamaba la atención desde que lo vi por internet hace unos meses. Un libro monotemático sobre una operación poco tratada en nuestra lengua. Me causaban ciertas reservas el hecho de no haber comprado nunca un libro de Almena pero me tiraban más las ganas de leer sobre algo que me llamaba mucho la atención.

Portada del libro
El libro trata sobre una de esas operaciones que no llaman la atención: no hay grandes enfrentamientos de tanques, ni generales “importantes” implicados. Tampoco se enfrentan grandes masas de soldados o hay tropas de las SS. Para colmo al mismo tiempo el gran divo Monty (hablo, claro está, del Mariscal Británico Bernard Law Montgomery) está empeñado en ganar la guerra el sólo en apenas unas semanas avanzando en fila india por una única carretera (Market-Garden). Pero, aunque no llamen la atención especialmente, muchas veces estas operaciones acaban marcando el devenir de muchas otras operaciones mayores. Y esto paso con lo que se nos cuenta en este libro.

Indice
 
Tras la ruptura de la linea de frente en Normandia las lineas de suministros aliadas se han estirado en demasía. Miles de camiones recorren centenares de kilómetros desde las playas del Dia-D hasta la linea del frente intentando alimentar la boca hambrienta de los ejércitos asaltantes en su camino a Alemania. Pero el hambre no es sólo de comida. Cada día se consumen miles de toneladas de todo tipo de suministros que deben ser repuestos para que la estrategia de “avance amplio” de Eisenhower no decaiga. Y los suministros llegan desde Normandia por que la mayoría de puertos franceses importantes siguen en manos germanas, que han dejado, para disgusto de sus generales, importantes fuerzas en ellos. Algunos otros puertos son liberados pero con tal caos sembrado en sus instalaciones que tardan mucho en volver a estar plenamente operativos. La apertura de los puertos de Toulon y Marsella tras la operación Anvil-Dragon apenas significa una tirita en este panorama por que, a pesar de ser capaces de manejar una gran cantidad de barcos cada día, están muy lejos del frente y, para su conquista, se han puesto sobre el terreno otro par de ejércitos aliados. Con los ferrocarriles destruidos por todo el mundo (primero por los bombarderos aliados en las semanas previas al 6 de junio, en vísperas de esta fecha por la resistencia francesa y durante la retirada alemana por estos mismos ) el caos existente con los suministros es fácilmente imaginable, o lo sería para cualquiera menos Monty. En medio de esta pesadilla se produce una buena noticia cuando Amberes, de los mayores puertos del mundo, es capturado prácticamente intacto. Pero la captura del puerto en si no sirve de nada sino se limpia todo el estuario del Escalda que da acceso al puerto. En principio nadie se da cuenta de ello y lo que se podría haber hecho rápidamente tarda un tiempo considerable en convertirse en algo medianamente prioritario, y esto después del fracaso de Market-Garden. Claro, cuando esto pasa los alemanes se han fortalecido y presentan ardua batalla.

El libro en si, escrito por Pablo Cuevas (habitual de los foros de internet), consta de 127 paginas y se puede comprar por poco más de 15€ en amazon:



Se nos presenta en una elegante tapa blanda con marcadores incorporados y dentro de la marca imágenes de guerra de Almena. Cuenta con sección dedicada a la bibliografía al final.

Y esto es, para mi,el principal atractivo del libro, aparte del tema en si. La cantidad de imágenes que lo pueblan es impresionante. No hay pagina que no contenga foto, la mayoría muy interesantes, ayudando a seguir la narración, las armas que usaban los bandos (impresionantes las fotos de la artilleria), las tropas, los mandos... 

Una de las paginas con multitud de fotografías que jalonan el libro
 
También son muy interesantes los mapas que ayudan a situar las localidades de la región ,de impronunciable nombre a veces, y los movimientos de las tropas de un lado a otro.


Pero no todo son virtudes, incluso dentro de estos 2 atractivos del libro tengo que poner pegas. En el tema gráfico no he entendido muy bien la presencia de muchas instantáneas relacionadas con los preparativos alemanes para la operación León Marino en 1940. Ojo, me han parecido muy curiosas y no las había visto nunca pero considero que están fuera de lugar en este libro. Alguna que otra foto también me ha dado la impresión de estar más de relleno que otra cosa. En cuanto a los mapas se trata de una tontería pero los números que van marcando las explicaciones son del mismo color que las flechas de los ataques, por lo que cuesta un poco encontrarlas (ver foto adjunta de mapas). Siiii, es una tontería, pero es algo que se podría mejorar y como tal lo digo. Esto no quita que le haya puesto un 10 al libro en el apartado de material gráfico.

Otro punto negativo del libro, el principal para mi, es la narrativa. Puede que al compaginar la lectura de este libro con la de “Los cañones del atardecer”,de un autor con una capacidad narrativa soberbia como Atkinson, tenga el diente demasiado bien acostumbrado y esto vaya en detrimento del libro de Pablo Cuevas pero siento que la novelización, narrativa, prosa... (cada cual que lo llame como plazca) no es lo suficientemente buena. Parece como si las palabras se atropellasen una a la otra narrandolo todo muy deprisa y no quedando muy claro, con frases que parecen fuera de lugar y no están bien enlazadas. No ayuda, en mi opinión, la decisión adoptada por el autor a la hora de nombrar a las unidades con abreviaturas del nombre original de la unidad (por ejemplo la 64. Infanterie División= 64 ID o las divisiones de infantería canadienses como CID). Entre eso y las numerosas unidades de ambos bandos que participan en los combates es fácil liarse cuando se nombran varias con la abreviatura y no recuerdes a que unidad pertenece la abreviatura.

Notas del libro

Calidad del material: 8
Información: 9
Novelización: 3
Material gráfico: 10
Imparcialidad: 9
Extras: Suficientes.

Normalmente puntúo los extras con número también pero para un libro de este formato, al igual que los Osprey, considero que meter material extra cómo anexos, tablas de rangos, glosario... va en detrimento de la información al ser libros “pequeñitos”. Así es que considero que en este tipo de ediciones con las fuentes, como aquí aparecen, es suficiente.

Nota personal: 6

Aviso de que mi opinión personal es contradictoria. Es el primer libro de Almena que compró y la verdad es que la apariencia, las fotografias y el tema me han gustado haciendo que considere el comprar otros libros de la editorial que me atraen. Sin embargo el libro en si me ha defraudado ligeramente sólo ligeramente, por el tema de la novelización y el precio (un par de € menos hubiera estado bien). Sólo recomendaría su compra si, como a mi, el tema interesa especialmente o interesan las fotografías.

Saludos

Fuente y enlaces de interés
Esta es el blog del autor con información extra: