Vamos con la siguiente parte de los destructores alemanes en Narvik, artículo escrito por MiguelFiz del foro el Gran Capitán:
Como nace un tonto
cada minuto… con lo que siempre habrá plazas para almirantazgo
ingles
Siguiendo con esta
narrativa. Los buques alemanes en dirección a Narvik y Trondheim
continuaron su viaje al norte luego del molesto incidente con el
infortunado Glowworm. A las 1450 del día 8 el Hipper y los
cuatro destructores que debían acompañarle fueron detectados por un
hidro Sunderland del escuadrón 204 de la RAF, el avión reportó
haber divisado “…2 cruceros y 2 destructores… al noroeste de
Trondheim y viajando hacia el oeste…”. Aunque el hidro se
intento ocultar en las nubes, que no estaban a mucha altura debido al
clima glacial, nuevamente el radar del crucero germano permitió
centrar al intruso, dañándole y obligándole a retornar a su base
(los alemanes reclamarían haberle derribado). La detección de hecho
jugo a favor de los alemanes, un intento ese mismo día de parte de
un hidro del Renown por localizar a los buques alemanes en el
área fallo estrepitosamente pues el clima volvió a ponerse difícil
por la tarde.
Aquí debo hacer un
pequeño alto y explicar el porqué ese avistamiento, así como los
anteriores, de hecho jugaron a favor del plan alemán, recordando que
el objetivo clave era adelantarse a los aliados en cuanto a tener
posesión de Noruega, con todas las ventajas que ello conllevaba, ya
sea en cuanto al trafico de mineral de hierro, sin olvidar que se
repite a veces a guisa de mantra hindu que Narvik era importantísimo
por el trafico naval de Suecia a Alemania, pero resulta que el
trafico mercante que partía de Narvik hacia Inglaterra también era
de mucha importancia. [1]
Así pues, vamos a
revisar el plan alemán, a nivel estratégico primero y luego a nivel
táctico, a fin de cimentar una de las tesis principales de esta
serie de artículos, según la cual, en verdad el plan alemán, a
pesar de haberse realizado con gran premura, era básicamente
correcto y la perdida de los destructores alemanes en Narvik se debió
a una serie de contingencias y eventos fortuitos que quedan muy lejos
de la sencillas explicaciones mono causales tan socorrida por algunos
analistas consuetudinariamente holgazanes a la hora de revisar los
hechos.
Si uno revisa el mapa de
Noruega, vera que es relativamente fácil alcanzar desde Alemania con
una flota invasora las zonas de Oslo, Kristiansand, Stavanger e
incluso Bergen (a entre 400 a 600 kilómetros), en un lapso de
aproximadamente un día con mal tiempo. Pero ya las distancias para
alcanzar por ejemplo Trondheim se duplican, y para llegar a Narvik,
supuestamente “la joya de la corona”, el asunto se triplica. Mas
aun, mientras que en el caso de las localidades citadas inicialmente
se podía contar con el apoyo aéreo, tanto en cuanto a transporte
como en cuanto a unidades antibuque, cualquier flota que quisiese
llegar mas al norte tendría que vérselas sola, sin ayuda de la
aviación.
Así pues, dado que al
primer aviso una invasión alemana a Noruega haría que la Gran
Bretaña dispusiese su flota para contrarrestar esa acción, se debía
buscar la manera de que la invasión misma fuese disfrazada tanto
como fuese posible. Ya hemos mencionado que, al contrario de
estereotipos posteriores, la inteligencia naval alemana estaba
sumamente adelantada en cuanto a monitorear intenciones y caminos de
acción por parte de su enemigo, y que correctamente el B-Dienst
indicaba que aun a principios de abril de 1940 la principal
preocupación de las autoridades británicas estaba centradas en que
las unidades pesadas alemanas rompiesen el bloqueo y llegasen al
Atlántico, dejando muy debajo de la lista de prioridades la
posibilidad de que Alemania ocupase Noruega. [2]
Con esos datos en la
mano, fue relativamente sencillo planificar un esquema en el cual,
participasen las unidades pesadas de la marina alemana sirviendo
tanto como señuelo, como para transporte y escolta lejana. En un
primer paso, el Scharnhorst, el Gneseinau y el Admiral
Hipper partirían acompañados de destructores, dando la imagen
de que se trataba de un movimiento de ruptura de bloqueo con
dirección al Atlántico. Cuando esta flota llegase a la altura de
Trondheim, el Hipper, con 4 destructores, todos llevando tropas,
viraría al oeste y daría algunas vueltas literalmente mientras los
dos Schlachtschiff junto con
otros 10 destructores que servían como transportes rápidos,
seguirían al norte, Rumbo a Narvik.
Una vez
que el grupo de Narvik hubiese llegado al área del Fiordo, los
Schlachtschiff se
separarían de los destructores y viajarían hacia el noroeste,
simulando ir en dirección al Atlántico, “jalando” literalmente
a todos los buques británicos que hubiesen partido a la zona en caso
de haber sido detectados. El B-Dienst calculo acertadamente que la
atención que cualquier unidad menor hubiese causado seria aplacada,
concentrándose el almirantazgo ingles en perseguir a los buques
grandes, pues “seria obvio” que las unidades del tipo destructor
y crucero estarían regresando a Alemania luego de una labor
simplemente de escolta. Claro que en realidad los destructores y el
Hipper donde desarrollarían su doble misión de desembarcar a los
cazadores y “aplacar” cualquier tipo de oposición, tanto en
Trondheim como en Narvik. Los demás grupos, debiendo recorrer
una distancia mas corta, partirían de sus bases en Alemania en la
tarde del día anterior a la invasión, tomando por sorpresa a los
noruegos y por supuesto a los británicos, un muy hábil manejo del
clima permitiría que los grupos enviándoos a Narvik y Trondheim no
pudiesen ser divisados con facilidad, con lo que la idea de que habia
una ruptura hacia el Atlántico se vería reforzada.
A nivel estratégico, se
trato de una planificación brillantísima, algo que generalmente se
soslaya cuando se trata la campaña. En la siguiente entrega
analizaremos los detalles a nivel táctico del grupo de Narvik, donde
veremos que desgraciadamente las cosas dejaron mucho que desear.
[1] Recomiendo revisar “Hitler's
Northern War: The Luftwaffe's Ill-Fated Campaign, 1940-1945”,
de Adam R. A. Claasen, donde en la introducción al asunto se
menciona con gran claridad lo referente al trafico de mercancías
aliado por Narvik.
[2] Revisar “Very Special
intelligence”, de Patrick Beesly, el autor deja en claro como
los alemanes les aventajaron en cuanto a análisis de intenciones, el
trabajo de inteligencia no solo es recabar información, sino también
concentrarla, analizarla y emplearla para los fines propios y en
contra del adversario, algo que al parecer el almirantazgo británico
había olvidado y debió “reaprender”.
Hola alguien tendra el contacto del autor o enclace
ResponderEliminarHola Carmen!
ResponderEliminarPuedes escribirme al siguiente correo para lo que necesites: eryol24@hotmail.com
Saludos