¡Hola!
Ya traje ,resumido ,el
debate que se dio en el seno de la Kaiserliche Marine y Reichmarine
entre Wegener y Raeder. El forista Jose Luis realizó unos muy
interesantes comentarios en este tema:
Se los dejo aquí , con su
permiso, para que puedan conocer mas a fondo el asunto:
Comentario a mi
disertación inicial :
En realidad, la
diferencia que subraya el comandante canadiense Hansen sobre el
"camino del medio" que tomó Raeder (es decir, un cierto
seguimiento de la filosofía de Castex en contra, aparentemente, de
las filosofía Tirpitziana y Mahaniana) no tiene en cuenta su
filosofía previa, que era a todas luces Tirpitziana. Es cierto,
efectivamente, que Raeder decidió en 1938 poner el énfasis de su
programa de construcción en el crucero y el sumergible en detrimento
del acorazado, pero esta decisión fue fruto de la tiranía de la
realidad y del consejo de sus oficiales de estado mayor, no de sus
deseos, que eran puramente Tirpitzianos. En otras palabras, Raeder
escogió el “camino de en medio” en 1938, que priorizaba la
construcción de cruceros y sumergibles, porque era la única
estrategia efectiva a corto plazo que tenía para una guerra contra
Gran Bretaña, no porque fuese su estrategia preferida ni, de hecho,
su estrategia prevalente hasta 1938, que se había decantado hacia
los acorazados en clara vía Tirpitziana.
En 1934 Raeder ya
estaba pensando en la posibilidad de una guerra naval contra Gran
Bretaña y estaba dispuesto a construir grandes acorazados, urgiendo
a Hitler para que no obligara a Alemania por ningún tratado naval
por más allá de cinco años. En 1937, tras la conferencia de la
Cancillería del Reich de noviembre ("Memorando Hossbach"),
Raeder fue el único de los cuatro mayores jefes militares asistentes
(Göring, Blomberg, Fritsch y él mismo) que no expresó o mostró
objeciones ante las intenciones agresivas de Hitler. Su primera
reacción fue ordenar un examen de la posibilidad de ampliar el
programa de los sumergibles. Luego, el 28 de mayo de 1938, cuando
Hitler le comunicó que estaba dispuesto a arriesgar una guerra
generalizada por sus demandas territoriales sobre Checoslovaquia,
Raeder ordenó a la sección de operaciones del alto mando naval que
considerase las implicaciones de una guerra con Gran Bretaña en un
estudio estratégico que se tituló Seekriegführung gegen England
und die sich daraus ergebenden Forderungen für die strategische
Zielsetzung und den Aufbau der Kriegsmarine.
El estudio
fue elaborado por el capitán Hellmuth Heye, de la sección de
operaciones, y el vicealmirante Günther Guse, jefe del estado mayor
del alto mando naval. Ambos advirtieron de los grandes riesgos de la
política de Hitler, pero no pudieron convencer a Raeder. Heye pintó
un cuadro sombrío y se mostró excéptico sobre la importancia del
acorazado (que era el gran énfasis hasta entonces en el programa de
Raeder). Guse era partidario de una estrategia de cruceros y
submarinos. Para ambos, los acorazdos sólo podían tener cierta
relevancia en una guerra contra Francia. En cuanto a la estrategia de
cruceros, debía descansar en bases en el Atlántico y en la costa
francesa (esto refleja el punto Wegeneriano). Ambas estrategias, de
acorazados y cruceros, chocaban entre sí. Vino a mediar el
comandante en jefe de la flota, almirante Rolf Carls, que fundió
ambas estrategias en una visión total de supremacía mundial. Carls
sugirió que una guerra contra Gran Bretaña implicaba una guerra con
la mitad o dos tercios del mundo, y creía, aparentemente, que
Alemania tenía una oportunidad real de ganar dicha guerra si estaba
bien preparada. Aparte de una flota interior alemana, Carls quería
cuatro grupos navales fuertes para operar permanentemente en todos
los océanos.
En consecuencia, el comité de planificación
naval desarrolló un programa de construcción para 10 acorazados, 15
"acorazados de bolsillo", 5 cruceros pesados, 24 ligeros y
36 pequeños, y 249 submarinos. Las siguientes discusiones dieron
lugar a una estrategia que preveía una guerra oceánica contra Gran
Bretaña para ser combatida con acorazados y "acorazados de
bolsillo". Sin embargo, todo esto era pura ilusión a corto o
medio plazo, y muy alejado de las realidades económicas alemanas del
momento. Además, Hitler intervino a principios de 1939 para exigir
la prioridad en la construcción de acorazados, que fue el comienzo
del Plan-Z; en enero Raeder nombró una autoridad especial para el
plan de acorazados (Sonderbeauftragten für das
Schlachtschiffprogramm). (Para el estudio estratégico y la
información que he proporcionado, véase Manfred Messerschmidt,
“German Military Effectiveness between 1919 and 1939”, en Allan
R. Millet y Williamson Murray (eds.), Military Effectiveness.
Volume 2: The Interwar Period (Cambridge University Press, 2010),
pp. 218-255.
El Plan-Z era otra ilusión más, alejada de la
realidad económica. Cuando Hitler invadió Polonia el 1 de
septiembre de 1939, la Kriegsmarine tenía 2 acorazados, 2
"acorazados de bolsillo", 6 cruceros ligeros y 1 pesado, 21
destructores, 12 torpederas y 57 submarinos. Esta circunstancia fue
la que obligó a Raeder a tomar el "camino de en medio" de
Castex, porque, de tener tiempo y medios para conseguir sus programas
de construcción, el propio contenido de éstos demuestra su
mentalidad Tirpitziana.
A lo que yo contesto:
Excelente información
Jose Luis. Resumiendo un poco ,y por lo que entiendo, lo mas oscuros
deseos de Raeder iban destinados a los acorazados ,como la mayoría
de almirantes de entreguerra vamos, pero supo adaptarse (¿el o su
EM?) ,aunque de mala ganas, a otro tipo de guerra mas acorde a la
realidad económica alemana y, aun así , lejano de poderse realizar.
Su 2º comentario:
Verás, Eriol, a mi modo
de ver el problema básico de la ambición prusiano-alemana de
convertirse en una potencia europea-colonial-mundial, esto es en un
imperio hegemónico continental capaz de rivalizar con el imperio
británico, es que su posición geográfica y sus recursos humanos y
materiales estaban en claro desequilibrio con dicha ambición. Esto
lo comprendió desde el principio Bismarck y su estrategia política
fue coherente con esta limitación, de ahí que durante su "reinado"
buscara siempre un equilibrio de poder entre las grandes potencias
europeas, tratando de evitar por medios diplomáticos el aislamiento
de Alemania con respecto a sus principales potenciales enemigos
(Rusia, Francia, Gran Bretaña). Con Bismarck fuera de la cancillería
y Moltke fuera del EMG, la Alemania guillermiana se embarcó en una
aventura expansionista (y en especial en la construcción de una gran
flota) que, por motivos políticos y militares que no vienen al caso
relatar, resultó precisamente en lo que Bismarck tanto quiso evitar:
su aislamiento político entre sus principales potenciales enemigos.
Dentro de esta insensata aventura, la jugada por Tirpitz fue
probablemente el motivo principal que llevó a Gran Bretaña (que
veía amenazada su supremacía marítima) a posicionarse contra
Alemania de la mano de Francia y Rusia.
El fiasco final de la
flota alemana en la IGM lo considero yo, más que un fracaso de una
estrategia naval dada (que también), como un fracaso más (al que
hay que sumar y anteponer el fracaso del ejército de tierra) dentro
del error mayúsculo de partida que fue una increíble falta de
realismo geopolítico y económico. Lo que sucedió en la inmediata
posguerra fue que la tremenda derrota de las fuerzas armadas alemanas
se simbolizó fundamentalmente en su marina de guerra, que fue
desmantelada y "enterrada" en Scapa Flow. Raeder, aun
consciente de las limitaciones evidentes bajo la República de Weimar
y el Tratado de Versalles, no dejó jamás, durante ese periodo, de
trabajar para la construcción de otra gran flota, pese que que la
Reichsmarine estaba en absoluta desventaja, en relación a recursos y
presupuestos, con el Reichsheer, y pese a que con Groener como
ministro de Defensa, la estrategia militar alemana fue puramente
defensiva (Polonia y Francia). Por ello hablo de las ilusiones de
Raeder, pues aun con la llegada de Hitler al poder en 1933, la
Reichsmarine seguía en clarísima desventaja con respecto al
Reichsheer y, ahora además, con la Luftwaffe. En esta tesitura de
prioridades de rearme y presupuestos, los programas de Raeder de
grandes acorazados, más allá de las ilusiones que también
compartía Hitler, eran igualmente un pensamiento ilusorio.
Y
si la filosofía estratégica de Raeder no tuvo en cuenta las
realidades económicas alemanas y malinterpretó las relaciones
anglo-americanas (que imaginó de conflicto por intereses encontrados
en la disputa de los mares), su desenlace operacional queda
evidenciado por la pobre lista de barcos de guerra que he dicho tenía
al comienzo de la guerra. ¿Cómo podía con tan exiguo arsenal
marítimo atacar los intereses británicos y franceses en la guerra?
Messerschmidt, en la obra citada, nos da la respuesta. Sólo era
posible una guerra contra las líneas de comunicaciones marítimas
mediante los acorazados de bolsillo y los submarinos, minado y
operaciones de acorazados, una campaña cuyo objetivo principal era
debilitar la posición estratégica de Gran Bretaña. Pero la propia
situación estratégica británica condenaba a la Kriegsmarine a
realizar sólo operaciones ocasionales y limitadas. La única forma
que tenía de dañar seriamente a Gran Bretaña era mediante el
empleo de los submarinos, si los tuviera en suficientes cantidades.
Pero precisamente las disputas existentes dentro del alto mando naval
en la década de 1930 sobre las tareas operacionales de los
submarinos comprometió gravemente la eficacia operacional de la
Kriegsmarine al comienzo de la guerra. Por culpa de dichas disputas,
el alto mando naval no primó la construcción de submarinos de la
clase favorecida por Dönitz y, en consecuencia, cuando comenzó la
guerra no existía dentro de la Kriegsmarine un instrumento
operacional capaz de poner en peligro de forma sustancial las líneas
de suministros de Gran Bretaña.
Por otra parte, comenta
Messerschmidt, también se vio limitado el radio operacional de los
grandes barcos (cruceros pesados y acorazados) por culpa de sus
motores de vapor de alta-presión. Concluye: "Comparada con la
fuerza naval de las potencias anglosajonas, la Kriegsmarine podía
conseguir una relativa fuerza operacional sólo mediante el
desarrollo sistemático de su campaña de submarinos. El agujero
operacional más grande, deliberadamente ignorado por el alto mando
naval, fue la ausencia de un componente de portaaviones, que supuso
un gran riesgo para las operaciones de los grandes barcos en el
Atlántico" (Messerschmidt, 243).
Recapitulando, y a mi
juicio, lo que estuvo ausente en la Kriegsmarine (como en el resto de
la Wehrmacht) fue una valoración realista de las capacidades
militares y de rearme de Alemania, a cuya potencialidad debía
someterse cualquier consideración estratégica (y no al revés), y
sobre todo cuál sería el papel a jugar en una futura o posible
guerra por los diferentes servicios de las fuerzas armadas. Raeder no
vio a tiempo, a diferencia de lo que ocurrió en el ejército con las
tareas de los tanques, el potencial operacional (y su efectividad)
del arma submarina, que era realmente la única daga arrojadiza que
los alemanes podían lanzar, con razonables esperanzas de éxito,
contra las rutas de suministro del tráfico mercante aliado. Mientras
que muchos de los defensores del empleo operacional y autónomo del
tanque fueron bastante miopes para ver las limitaciones de Alemania
para construir esta máquina de guerra en grandes cantidades, un
número de submarinos en las cantidades pensadas por Dönitz estaba
dentro de la capacidad de Alemania, siempre y cuando se desviaran
aquí los recursos de otros barcos de guerra. Pero un programa que
contemplara una cantidad similar de submarinos no fue ordenado por
Raeder hasta bien entrado 1938 (con 249 submarinos pero demasiados
acorazados).
Mi 2º comentario:
Muy interesante José
Luis todo lo que expones. Va muy en la idea que expuse en mi Plan Z
alternativo.
De todas maneras para el debate entre Wegener y
Raeder ¿que opinión tienes sobre lo que hubiera supuesto una
"victoria" de Wegener en ese debate? Wegener ,aun mas que
Raeder, pregonaba por una teoría que buscaba el enfrentamiento
directo, no indirecto como se tuvo que ver forzado a aceptar Raeder ,
contra la Royal Navy ¿No se podría considerar también su
planteamiento en la linea de construcción de grandes acorazados?
Su comentario final:
Así es. Esto ya lo deja
claro Hansen: "Además, Wegener preveía para una guerra
futura otra operación más grande, tomando la ofensiva estratégica
para capturar puertos franceses en el Canal inglés y en el Atlántico
para que pudiera llevarse a cabo una campaña incluso más grande
contra las rutas de comercio británicas. La posesión de tales
puertos obligaría a ambos bandos a una final y decisiva
confrontación naval" (Hansen, 87).
La tesis de
Wegener es igualmente irreal respecto de la potencialidad económica
alemana. En el fondo lo que él buscaba era una batalla decisiva (que
no habían conseguido durante la IGM), pero no de forma directa, sino
mediante acciones o batallas aisladas (captura de puertos
estratégicos) que obligaran a los británicos a una batalla naval
final. ¿Pero qué podía oponer la futura Kreigsmarine en una futura
y decisiva batalla naval final contra la flota británica, incluso si
se llegaba a ella mediante esa aproximación indirecta defendida por
Wegener? Quizás lo podría haber hecho en la IGM, pero tras la
guerra la marina de guerra alemana era prácticamente inexistente.
Construir una flota de acorazados y cruceros para enfrentarse de esa
forma a la marina de guerra británica era algo que estaba más allá
del alcance de Alemania, era un callejón sin salida.
Saludos
Fuentes y enlaces de
interés