¡Hola!
Continuó con las memorias de Raeder y la parte en la que explica
como intentó la Kriegsmarine almacenar reservas de combustible.
Abastecimiento de
carburante II
Todo lo concerniente al aprovisinamiento de petróleo corría de
cuenta de un funcionario ministerial, que personalmente había
conocido en sus viajes casi todos los yacimientos del mundo y que
contaba con excelentes relaciones en el país y en el extranjero.
Era, pues, el consejero ministerial Dr. Fetzer , uno de mis
principales colaboradores ,y en los primeros años del resurgimiento
naval tuve neceisdad de deliberar con frecuencia con él. Desde su
puesto colaboró este alto funcionario con celo y eficacia
excepcionales en pro de la Marina, sin que entre nosotros surgiese
nunca discrepancia , salvo cuando me expuso su deseo de tomar parte
en una expedición al Himalaya, como señalada figura que era del
alpinismo. No tuve más remedio entonces que rehusarle el permiso, en
consideración a los imprescindibles servicios que prestaba.
Una parte de nuestras necesidades de carburante fué cubierta con el
petróleo combustible extraído del lignito. Para ello acudimos al
expediente de financiación indirecta de las minas de lignito de la
Alemania central, cerrando con ellas contratos de consumo de la
producción durante largos periodos.
Quedaba por resolver la cuestión de extraer también de los lignitos
el carburante apto para los motores Diésel, problema que resultó
insoluble. Para conseguir el necesario ,tuvimos que apelar a un
artificio mercantil consistente en lo siguiente: puesto que el
petróleo combustible que en la cuenca del Ruhr obteníamos de la
hulla no era por el momento aprovechable para las necesidades
directas de la Marina resolvimos utilizarlo indirectamente. Lo
adquirimos y se lo vendimos a importadores estadounidenses como
petróleo impermeabilizante y el producto de su venta, en dolares,
nos era abonado en cuenta en los bancos extranjeros. Mediante este
crédito de la exclusiva disposición de la Marina alemana
adquiríamos luego nafta en el extranjero ,resultando un promedio de
cuatro toneladas de este carburante a cambio de una de petróleo de
brea alemán. El saldo de divisas que de esta suerte habíamos
logrado situar en los países neutrales nos ha prestado inapreciables
servicios luego durante la guerra.
Muy poco antes de la ruptura de hostilidades de la segunda guerra se
llegaba, por fin, a dar con un procedimiento que ya permitía obtener
del petróleo del carbón de hulla un producto utilizable por la
Marina. Entonces nos aseguramos mediante contratos con las firmas de
abastecedores y especialmente con la Verkaufsvereinigun fur
Teererzeugnisse de Essen y con las refinerías de carbón de
Schaffgottschen Werke de Cleiwit, suministros regulares y constantes
de petróleo combustible de hulla.
Según nos cuenta Raeder ya se ha resuelto uno de los problemas que
tenía la Kriegsmarine , el de suministrar a los motores diésel,
pero veremos en la próxima entrega como surgían otros problemas.
Fuentes
y enlaces de interés
Raeder, Erich “Mi vida” Editorial Luis de Caralt 1958 pag
243 y 244
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