¡Hola!
Seguimos con las memorias de Raeder y con un nuevo problema en su
objetivo de conseguir reservas de crudo para la marina alemana:
Abastecimiento de
carburante III
Pero he aquí que, resuelta una dificultad, nos encontrábamos con
que surgía otra de no menor volumen, ya que con el rearme se sumaban
a la Marina el Ejército y la Aviación como grandes consumidores de
carburante nacional .Y por si esto fuera poco, venía el renacimiento
industrial aparejado al rearme a reclamar si parte en el ya recargado
consumo de combustible mineral. Todo esto, el sensible empeoramiento
del balance alemán de divisas y otras consideraciones de orden
militar dieron ligar a la adopción de medidas destinadas, bajo la
denominación de “Plan cuatrienal” ,a la explotación intensiva
de todas las fuentes de materias primas para la obtención de
carburantes. Mas pronto se vió que no iba a bastar toda la capacidad
productiva de la nación para llegar en un espacio de tiempo
razonable al rendimiento que las metas militares y civiles propuestas
estaban reclamando. Las nuevas fábricas establecidas para la
producción de gasolina fueron dedicadas preferentemente a proveer al
Ejército y a la Aviación, quedando la Marina reducida a los
contratos de suministro que ya tenían concertados. Esto nos ponía
en la precisión de hacer frente al consumo creciente de la flota
apelando al extranjero para cubrir el déficit. En la práctica
juzgamos que por ningún procedimiento podríamos acudir mejor a la
satisfacción de tan urgente necesidad, que adquiriendo fuera del
país grandes cantidades de petróleo en bruto en los pintos de
producción , trayéndola a Alemania y almacenándolo en depósitos
subterráneos para su ulterior elaboración y empleo.
Como primera medida en tal sentido , tomó la Armada alemana ,en 1935
, la de concertar ,por mediación de la Banca Mendelshon, de Berlín,
y con la colaboración técnica del profesor dr. Drawe, un contrato
de varios años de duración con la compañía “Petróleos
estonios” ,de Kivioli. Por este contrato se comprometía aquella
entidad a servirle a la Armada alemana en forma constante un
considerable volumen de petróleo de alquitrán de esquistos ,que,
por cierto, resultó de muy buena calidad y bastante más barato que
los productos alemanes. Almacenado el petróleo estonio en los
depósitos portuarios de la fábrica en la bahía finlandesa, fue
trasvasado luego a los barcos petroleros alemanes y traído a
nuestros propios tanques para reserva. En el año 1936 se le ofreció
a la Marina la oportunidad de adquirir una importante participación
en la “British Oil Development Co.”. Esta compañía era la
concesionaria exclusiva del derecho de prosprección y extracción
del petróleo en bruto en las regiones de soberanía del Irak al
occidente del Tigris. Por consejo del Mando de la Armada adquirió
entonces el Banco de Dresde en Berlín opción a unas acciones de
dicha compañía y se convino en que ciertas firmas alemanas, y
especialmente la compañía siderúrgica “Gute-Hoffnung-Hutte” ,
harían exportaciones a Irak. A cambio de ellas tendría nuestra
Marina el correspondiente suministro de petróleo en bruto y abonaría
en moneda del país a las firmas interesadas el valor de la mercancía
recibida. Sólo que para todo esto era condición indispensable que
el Ministerio de Hacienda del Reich se hiciese solidario de las
formas alemanas, garantizando el cumplimiento del contraído
compromiso de suministros. Y aquí falló todo, al denegar nuestro
Ministerio de Hacienda la fianza, alegando que era ociosa toda
adquisición alemana de derechos petrolíferos en el extranjero ,
desde el momento en el que el “Plan cuatrienal” iba a cubrir
cumplidamente con los productos nacionales todas las necesidades de
combustible minerales de Alemania.
Con la misma dificultad fuimos a dar cuando la Armada trató de
establecer una concesión alemana en los campos petrolíferos “Poza
Rica” de Méjico. Una vez que el competente geólogo y profesor Dr.
Bentz hubo comprobado la importancia de dichos campos, llegamos a
concertar con el gobierno mejicano ,también por mediación del Banco
de Dresde en Berlín, los términos de un pacto de concesión. En él
se preveía la importación de petróleo crudo de Méjico , abonado
en marcos alemanes, a cambio de exportar al país hispanoamericano
productos alemanes, sobre todo de las fábricas Siemins-Schuckert con
destino a la instalación de centrales eléctricas, tan necesarias en
aquel país. Desgraciadamente , tampoco en este caso se mostraron
compresivos el Ministerio de Hacienda y los centros competentes del
“Plan Cuatrienal” con los deseos de la Marina cuya satisfacción
era, sin embargo, de vital importancia para nuestro país....Si de
una u otra manera se nos ofrecía una solución para remediar o al
menos atenuar la peligrosa debilidad de nuestras defensas causada por
la escasez de carburantes, debimos haberla adoptado sin vacilar.
Continuara....
Fuentes
y enlaces de interés
Raeder, Erich “Mi vida” Editorial Luis de Caralt 1958 pag
244 a 246
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