¡Hola!
Hoy les presento una pequeña, pero
mortal, historia:
Andanada mortal
Torch, la invasión del
África septentrional francesa , dio comienzo el 8 de noviembre de
1942. Una gigantesca flota se acercó a la costa africana para
desembarcar en 3 objetivos distintos (Marruecos ,Oran y Argel) para ,
a continuación, dirigirse rápidamente hacía Tunez y así poder
atrapar a las fuerzas del eje en Libia entre 2 fuegos.
Lugares elegidos para el desembarco de
Torch
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Doenitz, comandante de
las fuerzas submarinas germanas, tuvo constancia del desembarco a las
6.30 del mismo 8 de noviembre .Rápidamente transmitió ordenes a los
sumergibles que se encontraban entre el Golfo de Vizcaya y las islas
de Cabo Verde, y que tuvieran combustible para ello, para que se
dirigieran hacía la costa marroquí.
Uno de estos era el U130.
Había sido botado el 14 de marzo de 1941 y comisionado apenas 3
meses después .Era un tipo IXc comandado en noviembre de 1942 por el
KK Ernst Kals que llevaba un buen historial de hundimientos (17
mercantes hundidos o dañados en 4 patrullas hasta la fecha.
Al crepúsculo del día
12 se acercó sigilosamente a Fédala buscando cazar a la flota que
abastecía a las fuerzas terrestres. A las 18.28 lanzó los 4
torpedos de proa y a continuación viró para lanzar el de popa.
Todos hicieron blanco en 3 buques norteamericanos: el Hugh L.
Scott (12.479 T), el
Edward Rutledge (9.360 T)y el Tasker H. Bliss (12.568
T). Veamos como cuenta Rick Atkinson ,en su libro “Un
ejército al amanecer”, el múltiple impacto:
El Scott
de 12.000 T golpeó 2 veces sobre el flanco de estribor y
luego escoró 30 grados. Las débiles particiones de madera
explotaron en todas direcciones atravesando a los marineros en la
sala de oficiales y a los cocineros en las cocinas. Bloques de
cemento colocados para proteger el puente cayeron en la cubierta
retorcida y aplastaron los camarotes inferiores. Se apagaron las
luces. Las llamas bajaron la escalera de estribor y el petroleo
manaba por los pasillos de modo que los marineros resbalaban y caían
. Estalló la caldera número dos, lanzando agua hirviendo a la sala
de máquinas; los hombres que tocaron los mamparos al rojo vivo se
quemaron las manos. Los marineros retiraron a sus compañeros de la
enfermería y liberaron el único ocupante de la celda de castigo .
El grito “¡Abandonad el barco!” resonó por encima del tumulto.
Quienes todavía pudieron, se encaramaron hasta la borda antes de que
la popa del Scott se
hundiera con un bramido.
Sus dos barcos gemelos
no corrieron mejor suerte. El Rutledge
,con dos impactos, de inmediato se quedó sin luces y sin radio. El
capitán M.W. Hutchinson levó anclas con la vana esperanza de que el
viento y la marea empujaran el barco hasta la costa. Ardió como una
caldera y se hundió exactamente 28 minutos después del impacto. El
Bliss subsistió
durante horas y unos terribles lamentos salieron del casco en llamas,
donde una treintena de marineros fueron reducidos a cenizas. Un
oficial en el puente del Augusta
miraba el Bliss y
murmuró ambiguamente “Los malditos infelices, los malditos
infelices”
El oficial de
inteligencia de Hewitt le pasó un mensaje manuscrito a las 20.25
horas que decía “El Rutledge
hundido. El Bliss
ardiendo. El Scott
escorando y abandonado. La de supervivientes continuará por la
mañana”. Hewitt leyó el despacho .Ordenó que dos remolcadores
llevaran el Bliss a
aguas pocas profundas, pero no había remolcadores disponibles. A las
2.30 de la madrugada del viernes, el navío se hundió entre las
olas. Unas pocas bocanadas de humo rojizo marcaron el hundimiento.
El
Tasker H. Bliss el 8 de octubre de 1942 en Norfolk.
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Mil quinientos
supervivientes trataban de alcanzas las playas. Una flotilla de
lanchas de desembarco y barco de pesca franceses rescataron a los
marineros absolutamente cubiertos de petroleo, salvo en el blanco de
los ojos. Quinientos requirieron atención médica ,abrumando a los
médicos aún atareados por el ataque de la noche anterior. Un
establo para camellos en el muelle de Fédala fue convertido en un
centro de selección de heridos. En el casino de madera de Miramar se
colocaron más de 150 literas entre las mesas de juego. Hombres con
jirones de piel colgando como cortezas de un gomero se acercaban a la
puerta para pedir morfina amablemente.
Los cirujanos operaban
a la luz de las antorchas de señales. Miembros del cuerpo de
enfermeros se ayudaban de velas para tratar fracturas y contener
hemorragias. De los cuatrocientos casos de quemaduras ,uno de cada
cuatro, que Patton describió como “trozos de bacon” requirieron
múltiples transfusiones de plasma. La mayor parte de las mil
unidades almacenadas en Norlfok a finales de octubre se habían
conservado ,y así se pudieron salvar al menos viente vidas. Pero
equipo médico de mayor valor se había extraviado, incluidas piezas
básicas para las máquinas de anestesia. Así pues, se perdieron
bastante vidas.
La madrugada del
viernes trajo la límpida luz africana, que reveló totalmente la
catástrofe. Había marineros heridos en los bancos de las iglesias y
en el suelo de las aulas escolares. Las barcazas transportaban los
casos más graves a las enfermerías de los barcos, donde algunos
fallecieron y otros vivieron. Un marinero sin identificar llevado al
Leonard Wood , que
tenía quemaduras de tercer grado, recuperó la conciencia para decir
misteriosamente K-E-N-S-T-K antes de entrar en coma y morir tres días
después solo reconocido por Dios.
Tras el ataque el U130 se
alejó siguiendo la linea de la costa para no volver a intentar otro
ataque. Con una sola salva había lograd hundir 3 buques. Su
comandante podía estar contento.
Saludos
(1) Atkinson
,Rick “Un
ejército al amanecer: la guerra en el norte de África, 1942-1943”
Memoria
critica 2004 pag 173 y 174
(2) El vicealmirante Henry Ken Hewitt
era el comandante de la fuerza anfibia norteamericana que cruzó el
Atlántico para tomar parte en la operación Torch.
Fuentes y enlaces de interés
Atkinson ,Rick “Un
ejército al amanecer: la guerra en el norte de África, 1942-1943”
Memoria critica 2004
Doenitz, Karl “Diez
años y veinte días” Ediciones
Altaya 2008 parte II
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