¡Hola!
Va
la segunda parte del trabajo de Miguel Fiz Cobos sobre los
destructores alemanes en Narvik:
2.-
Cuando los del metereologico si le aciertan…
Dejamos
pues al Glowworm
al amanecer del día 8 de abril con la brújula dañada luego de
enfrentar las condiciones ambientales en la tarde y noche del día
anterior. Al parecer Rope esperaba poder alcanzar al grupo del Renown
siguiendo la costa de Noruega. De todas maneras Rope no tenia ni la
mas mínima idea de que se podría encontrar con unidades enemigas,
el, al igual que el resto de oficiales de la Royal en esas aguas (y
que sus mandos en Inglaterra) desconocían que se estaba cocinando
precisamente la invasión de Noruega.
Y
ahora sí, finalmente vamos a comenzar a hablar de destructores
alemanes. Ya que estos formaban una parte muy importante del plan de
invasión para llevar tropas a los dos puntos neurálgicos más al
norte, a Trondheim (cuatro destructores y el crucero pesado Admiral
Hipper) y a la “joya de la corona” Narvik (diez destructores,
bajo el mando del comodoro Friedrich Bonte). Los “hermanitos
mayores” Scharnhorst y Gneisenau iban a acompañarles para
servir como escolta lejana y como parte de un esquema de engaño muy
bien elaborado para “jalar” a la Royal Navy lejos de Noruega.
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El
comodoro Bonte, a la sazón jefe de los destructores de la marina
alemana (Führer der Zerstörer)
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Sin
entrar en demasiados detalles sobre el plan alemán, ya que eso lo
haremos más adelante, basta decir que precisamente se había elegido
para iniciar la invasión a Noruega un momento en que los pronósticos
de clima presagiaban muy mal tiempo. Esto permitiría (como así
pasó) que la detección por parte británica fuese mínima. Por
supuesto que eso tuvo el efecto no deseado de que los buques en el
área tuviesen que vérselas duras para poder navegar.
Los
buques británicos si que tuvieron problemas, el hecho de que el
Glowworm sufriese daños lo atestigua. Seguramente muchos han
visto las fotos de dicho destructor siendo martilleado por el Hipper,
pero pocos seguramente han visto esto :
Al
parecer se trata precisamente del HMS Glowworm [1] al inicio
de las hostilidades, negociando un tipo de oleaje espantoso, pero no
ajeno a lo que se puede encontrar en el mar del norte. Ahora bien, si
los buques británicos tuvieron problemas ante cosas así, podemos
imaginarnos que los alemanes, cuando menos, tendrían que enfrentar
situaciones similares, lo cual desde luego que ocurrió, pero a eso
hay que añadirle otros factores muy específicos a los navíos
germanos.
1.-
Los catorce destructores transportaban cada uno unos 200 soldados,
pero además llevaban equipo extra además de lo que cada soldado
cargaba. En la medida de lo posible las municiones se guardaron bajo
cubierta y de ser posible en las santabárbaras, pero el resto de
equipo se coloco en las cubiertas, donde se aseguro y amarro lo mejor
posible, cosas que iban desde cañones AT ligeros hasta motocicletas.
Obviamente eso tenia el factor desventajoso de que afectaba la
estabilidad de dichos buques.
2.-
Mas importante, y esto es algo que los mismos alemanes reconocían.
Los destructores alemanes construidos hasta esa fecha tenían
cualidades marineras que dejaban mucho que desear en relación a
buques similares de otras naciones con más experiencia en
construcción naval.
3.-
Muy ligado a lo anterior, la maquinaria de alta presión empleada por
la marina alemana en sus buques de línea tenia problemas debido a un
exceso de complejidad en los mecanismos, al parecer esos problemas se
agravaban en los buques pequeños debido a las limitaciones de
espacio y de personal [2].
Para
que el amable lector pueda hacerse una idea clara de las condiciones
que se vivieron esos días en los buques ligeros alemanes y el tipo
de problemas técnicos que afrontaban, me voy a atrever a citar el
reporte del Kapitänleutnant (ing) Heye, jefe de ingeniería del
destructor Z 13 Erich Koellner, quien narra su experiencia,
vamos a obviar algunos comentarios técnicos previos a la salida y
centrarnos en como vivió las cosas al partir y durante el viaje [3],
ire comentando dicho reporte de cuando en cuando:
"Nuestro
destructor era uno de los buques dotados con la sofisticada caldera
Benson. Las presiones y temperaturas eran muy demandantes para la
nave, y sobre todo del personal del cuarto de maquinas. Durante
nuestras pruebas el director de ingeniería del astillero me confesó
‘Soy familiar con la manera en que ese tipo de calderas funcionan,
pero no me despierta ninguna confianza el hacerlos andar y enviarlos
al mar.
Cada
cuarto de calderas Benson tenía más de 30 maquinas auxiliares,
todas impulsadas por las turbinas principales, y, debido a la
estrechez del compartimiento, el acceso a algunas de ellas solo podía
ser logrado arrastrándose. Se requería un inusual grado de
habilidad por parte de todo el personal, sobre todo conocimiento
técnico que además tendría que prevalecer sobre la falta de
experiencia. En enero de 1940 el Z 13 se unió a la flota de primera
línea. Las operaciones en el Mar del Norte probaron el gran poder de
la maquinaria, pero también expusieron la gran susceptibilidad a la
mas mínima irregularidad en cuanto a mantenimiento. Fugas, tuberías
abiertas, incendios y otras descomposturas se volverían la constante
en cada viaje."
Las
turbinas Benson a las que se refiere Heye eran sistemas de alta
presión, adoptados por la marina alemana en los años 30’s como
una forma de ganar ventajas tecnológicas, dichos sistemas prometían
un gran rendimiento en relación a los equipos empleados por marinas
de otras potencias, aunque el precio a pagar era altísimo como
vemos, Heye explica en su reporte que poco antes de partir para
Narvik el y sus hombres estaban desesperados pues no podían
encontrar la causa de una constante perdida de agua dulce para las
calderas, una perdida tan grande que era imposible substituirla con
lo que los condensadores proporcionaban. No fue sino hasta 24 horas
antes de la partida que un oficial homologo en otro buque de la misma
clase le dijo que ellos habían tenido un problema similar y que
seguramente la causa residía en minusculas filtraciones en las
juntas de las tuberías (esto a pesar de que dichas juntas estuviesen
aparentemente en las especificaciones recomendadas), Heye siguió el
consejo y el asunto se pudo remediar…
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El
Z 13 en
puerto
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Continuando
con el reporte de Heye :
“En
la mañana del 6 de abril fuimos autorizados a zarpar. Pasamos a
través de las exclusas hacia el muelle en Wesermunde, donde
abordaron 200 Gebirgsjäger (tropas de cazadores de montaña). A las
23.00 partimos. Para la velocidad requerida de 27 nudos solo
empelamos dos calderas, así que las otras 4 se mantuvieron frías.
El
7 de abril el Fregattenkapitän Schulze-Hinrichs informo a la
tripulación de nuestra misión y nuestro destino. Ya por el mediodía
se cerraron las nubes y comenzó a llover fuerte, el mar se agitó y
las primeras marejadas se presentaron. Aproximadamente a las 17.00 el
ayudante del jefe de bombeo cayo fue lanzado al mar por el oleaje y
se perdió. A las 18.00 encendimos otras dos calderas, con cuatro ya
podíamos alcanzar 32 nudos. Poco después de las 23.00 un tubo de un
supercalentador se reventó con un fuerte estruendo. La caldera
correspondiente tuvo que apagarse, bajó la presión y tuvimos que
arrastrarnos entre la maquinaria para reparar el daño. La caldera
estaba lista a las 02.00 del día 8. Mientras tanto encendimos las
otras dos calderas, y una vez que las seis estaban marchando, nos
mantuvimos a 30 nudos.
Afuera,
enormes olas continuamente barrían la cubierta. El agua penetró a
la turbina #1 a través de un túnel de ventilación como una
cascada. La planta eléctrica #1 también recibió agua, sufriendo
cortocircuitos y debiéndose apagar. Eso redujo la potencia eléctrica
en un tercio. Los acceso de ventilación de la cubierta superior
debieron bloquearse para prevenir mas entrada de agua por cuanto
medio hubo disponible, lo cual provocó a su vez un calor intolerable
en el compartimiento de turbinas.
De
improviso, el panel de conexión de la planta eléctrica #2 sufrió
fallas, lo que ocasiono que todos los medios de mando del buque, de
comunicación y el timón se trabasen. El Z 13 quedo a la deriva.
Todas las ordenes debían enviarse por medio de estafetas desde y
hacia la cubierta, lo que en medio del mar picado era una tarea de lo
más peligrosa. Luego de una hora la causa se identifico como un
cortocircuito en el sistema de puntería giro asistido, una vez que
desconectamos dicho equipo la planta #2 pudo ponerse en marcha
nuevamente. "
Lo
que Heye describe en su reporte era el resultado de un sistema
metereologico de baja presión que azoto las aguas del Mar del Norte
durante la tarde y noche del día 7 y la madrugada del día 8. Se
vivieron condiciones similares a las de un “cuasihuracan” [3]. Se
les ordenó a los destructores que abandonasen la formación
antisubmarina que habían adoptado la víspera y tratar de situarse
en dos filas a babor de los buques más pesados. Por supuesto que las
escotillas y portezuelas fueron cerradas y el trafico en cubierta se
redujo a lo mínimo indispensable. Seguramente los Jäger, que no
estaban para nada acostumbrados a navegar y menos en aguas picadas
,lo han de haber sentido lindo.
Por
ejemplo el Z 21 Wilhelm Heidkamp (el buque insignia, con Bonte
y el general Eduard Dietl, jefe del reg. 139 de Gebirgsjäger) [4]
fue embestido por olas que barrieron con gran parte del equipo que
las tropas de montaña habían cuidadosamente asegurado en las
cubiertas. Los dos botes de abordo quedaron reducidos a escombros,
igualmente el Z 21 sufrió el apagado de una de sus calderas
por ingreso de agua de mar. Tanto el Z 21 como el Z 22
Anton Schmitt reportaron también haber sufrido escoras
momentáneas de miedo, en ese último destructor se habían asegurado
en cubierta motocicletas y equipo, que también se perdió. Similares
condiciones fueron enfrentadas por el Z 18 Hans Ludemann, que
además perdió 3 hombres que cayeron por la borda.
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El
general Dietl, según se cuenta, permaneció tranquilo y sin perder
la compostura en medio de la tormenta
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Y
la lista de desbarajuste continua, el Z
19 Hermann Kunne sufrió experiencias
similares a las del Z 13
con agua entrando a las calderas y violentas escoras. El Z
17 perdió un hombre que fue barrido
por las altas olas y daños en la cubierta así como en los botes de
a bordo. El Z 9 Wolfgang Zenker
también perdió un tripulante en similares condiciones así como
casi todo el equipo amarrado en cubierta. El Z
12 Erich Giese sufrió también fuertes
escoras por el oleaje, perdiéndose un bote, las cargas de
profundidad, cajas de salvavidas y todo el equipo del ejercito
asegurado en cubierta, incluyendo motocicletas, el cuarto de maquinas
también sufrió entradas de agua y parte del suministro de
combustible se contamino.
Los
buques grandes también tuvieron lo suyo. El Admiral
Hipper sufrió sobrecalentamiento de la
maquinaria de timón debido a las continuas maniobras.
Obviamente
era imposible mantener formación, cuando la mañana del 8 hizo su
aparición, casi todos los destructores estaban separados, en medio
de un ambiente de escasa visibilidad, con las tripulaciones (y
pasajeros) muy “movidos” y con buena parte de la carga y algunos
tripulantes extraviados en el mar cruel.
Continuará...
Fuentes
de las citas
[1]
http://www.historyofwar.org/Pictures/pictures_HMSGlowworm1.html
[2]
Sugiero al lector revisar todo el primer capitulo de la obra de J.M.
Whitley “German
destroyers of World War Two”,
Ed. Naval Institute Press, sobre todo la edición actualizada de 1992
(pags.15 a 26) .
Asi mismo es necesario leerse la obra de Gerhard Koop y Klaus-Peter
Schmolke “German
destroyers of World War II”
de la misma editorial, la introducción (pags. 9 a 23) y por supuesto
la sección dedicada a la maquinaria (pags. 41-44) para entender la
problemática de la alta presión y otros problemas relacionados con
el diseño de estos buques.
[3]
“German destroyers of World War II”
de Koop & Schmolke, pags. 55 a 56.
[4]
“German destroyers of World War II”
de Koop & Schmolke, pag. 56. “The
German invasión of Norway”, Geirr H.
Haarr, Seaforth Publishing, edicion tapa dura (2009), Pags. 75 a 78