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Bienvenidos a todos a este blog en el que pretendo traer poco a poco la historia de los buques de superficie alemanes en la Segunda Guerra Mundial. No dejare de lado la historia de los U-boote pero estos serán lo menos ,al menos por ahora.

Desde mi modesto punto de vista de aficionado intentare traer artículos que toquen todos los puntos posibles: Técnica, historias menores, las grandes operaciones, a los propios buques, fotos y videos... Todo ello usando las fuentes que están colgadas,o lo estarán,en el blog.

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jueves, 21 de agosto de 2014

Destructores alemanes en Narvik II por Miguel Fiz Cobos

¡Hola!

Va la segunda parte del trabajo de Miguel Fiz Cobos sobre los destructores alemanes en Narvik:


2.- Cuando los del metereologico si le aciertan…

Dejamos pues al Glowworm al amanecer del día 8 de abril con la brújula dañada luego de enfrentar las condiciones ambientales en la tarde y noche del día anterior. Al parecer Rope esperaba poder alcanzar al grupo del Renown siguiendo la costa de Noruega. De todas maneras Rope no tenia ni la mas mínima idea de que se podría encontrar con unidades enemigas, el, al igual que el resto de oficiales de la Royal en esas aguas (y que sus mandos en Inglaterra) desconocían que se estaba cocinando precisamente la invasión de Noruega.

Y ahora sí, finalmente vamos a comenzar a hablar de destructores alemanes. Ya que estos formaban una parte muy importante del plan de invasión para llevar tropas a los dos puntos neurálgicos más al norte, a Trondheim (cuatro destructores y el crucero pesado Admiral Hipper) y a la “joya de la corona” Narvik (diez destructores, bajo el mando del comodoro Friedrich Bonte). Los “hermanitos mayores” Scharnhorst y Gneisenau iban a acompañarles para servir como escolta lejana y como parte de un esquema de engaño muy bien elaborado para “jalar” a la Royal Navy lejos de Noruega.

El comodoro Bonte, a la sazón jefe de los destructores de la marina alemana (Führer der Zerstörer)
Sin entrar en demasiados detalles sobre el plan alemán, ya que eso lo haremos más adelante, basta decir que precisamente se había elegido para iniciar la invasión a Noruega un momento en que los pronósticos de clima presagiaban muy mal tiempo. Esto permitiría (como así pasó) que la detección por parte británica fuese mínima. Por supuesto que eso tuvo el efecto no deseado de que los buques en el área tuviesen que vérselas duras para poder navegar.

Los buques británicos si que tuvieron problemas, el hecho de que el Glowworm sufriese daños lo atestigua. Seguramente muchos han visto las fotos de dicho destructor siendo martilleado por el Hipper, pero pocos seguramente han visto esto :

Al parecer se trata precisamente del HMS Glowworm [1] al inicio de las hostilidades, negociando un tipo de oleaje espantoso, pero no ajeno a lo que se puede encontrar en el mar del norte. Ahora bien, si los buques británicos tuvieron problemas ante cosas así, podemos imaginarnos que los alemanes, cuando menos, tendrían que enfrentar situaciones similares, lo cual desde luego que ocurrió, pero a eso hay que añadirle otros factores muy específicos a los navíos germanos.

1.- Los catorce destructores transportaban cada uno unos 200 soldados, pero además llevaban equipo extra además de lo que cada soldado cargaba. En la medida de lo posible las municiones se guardaron bajo cubierta y de ser posible en las santabárbaras, pero el resto de equipo se coloco en las cubiertas, donde se aseguro y amarro lo mejor posible, cosas que iban desde cañones AT ligeros hasta motocicletas. Obviamente eso tenia el factor desventajoso de que afectaba la estabilidad de dichos buques.

2.- Mas importante, y esto es algo que los mismos alemanes reconocían. Los destructores alemanes construidos hasta esa fecha tenían cualidades marineras que dejaban mucho que desear en relación a buques similares de otras naciones con más experiencia en construcción naval.

3.- Muy ligado a lo anterior, la maquinaria de alta presión empleada por la marina alemana en sus buques de línea tenia problemas debido a un exceso de complejidad en los mecanismos, al parecer esos problemas se agravaban en los buques pequeños debido a las limitaciones de espacio y de personal [2].

Para que el amable lector pueda hacerse una idea clara de las condiciones que se vivieron esos días en los buques ligeros alemanes y el tipo de problemas técnicos que afrontaban, me voy a atrever a citar el reporte del Kapitänleutnant (ing) Heye, jefe de ingeniería del destructor Z 13 Erich Koellner, quien narra su experiencia, vamos a obviar algunos comentarios técnicos previos a la salida y centrarnos en como vivió las cosas al partir y durante el viaje [3], ire comentando dicho reporte de cuando en cuando:

"Nuestro destructor era uno de los buques dotados con la sofisticada caldera Benson. Las presiones y temperaturas eran muy demandantes para la nave, y sobre todo del personal del cuarto de maquinas. Durante nuestras pruebas el director de ingeniería del astillero me confesó ‘Soy familiar con la manera en que ese tipo de calderas funcionan, pero no me despierta ninguna confianza el hacerlos andar y enviarlos al mar.

Cada cuarto de calderas Benson tenía más de 30 maquinas auxiliares, todas impulsadas por las turbinas principales, y, debido a la estrechez del compartimiento, el acceso a algunas de ellas solo podía ser logrado arrastrándose. Se requería un inusual grado de habilidad por parte de todo el personal, sobre todo conocimiento técnico que además tendría que prevalecer sobre la falta de experiencia. En enero de 1940 el Z 13 se unió a la flota de primera línea. Las operaciones en el Mar del Norte probaron el gran poder de la maquinaria, pero también expusieron la gran susceptibilidad a la mas mínima irregularidad en cuanto a mantenimiento. Fugas, tuberías abiertas, incendios y otras descomposturas se volverían la constante en cada viaje."

Las turbinas Benson a las que se refiere Heye eran sistemas de alta presión, adoptados por la marina alemana en los años 30’s como una forma de ganar ventajas tecnológicas, dichos sistemas prometían un gran rendimiento en relación a los equipos empleados por marinas de otras potencias, aunque el precio a pagar era altísimo como vemos, Heye explica en su reporte que poco antes de partir para Narvik el y sus hombres estaban desesperados pues no podían encontrar la causa de una constante perdida de agua dulce para las calderas, una perdida tan grande que era imposible substituirla con lo que los condensadores proporcionaban. No fue sino hasta 24 horas antes de la partida que un oficial homologo en otro buque de la misma clase le dijo que ellos habían tenido un problema similar y que seguramente la causa residía en minusculas filtraciones en las juntas de las tuberías (esto a pesar de que dichas juntas estuviesen aparentemente en las especificaciones recomendadas), Heye siguió el consejo y el asunto se pudo remediar…

 
El Z 13 en puerto
 
Continuando con el reporte de Heye :

En la mañana del 6 de abril fuimos autorizados a zarpar. Pasamos a través de las exclusas hacia el muelle en Wesermunde, donde abordaron 200 Gebirgsjäger (tropas de cazadores de montaña). A las 23.00 partimos. Para la velocidad requerida de 27 nudos solo empelamos dos calderas, así que las otras 4 se mantuvieron frías.

El 7 de abril el Fregattenkapitän Schulze-Hinrichs informo a la tripulación de nuestra misión y nuestro destino. Ya por el mediodía se cerraron las nubes y comenzó a llover fuerte, el mar se agitó y las primeras marejadas se presentaron. Aproximadamente a las 17.00 el ayudante del jefe de bombeo cayo fue lanzado al mar por el oleaje y se perdió. A las 18.00 encendimos otras dos calderas, con cuatro ya podíamos alcanzar 32 nudos. Poco después de las 23.00 un tubo de un supercalentador se reventó con un fuerte estruendo. La caldera correspondiente tuvo que apagarse, bajó la presión y tuvimos que arrastrarnos entre la maquinaria para reparar el daño. La caldera estaba lista a las 02.00 del día 8. Mientras tanto encendimos las otras dos calderas, y una vez que las seis estaban marchando, nos mantuvimos a 30 nudos.

Afuera, enormes olas continuamente barrían la cubierta. El agua penetró a la turbina #1 a través de un túnel de ventilación como una cascada. La planta eléctrica #1 también recibió agua, sufriendo cortocircuitos y debiéndose apagar. Eso redujo la potencia eléctrica en un tercio. Los acceso de ventilación de la cubierta superior debieron bloquearse para prevenir mas entrada de agua por cuanto medio hubo disponible, lo cual provocó a su vez un calor intolerable en el compartimiento de turbinas.

De improviso, el panel de conexión de la planta eléctrica #2 sufrió fallas, lo que ocasiono que todos los medios de mando del buque, de comunicación y el timón se trabasen. El Z 13 quedo a la deriva. Todas las ordenes debían enviarse por medio de estafetas desde y hacia la cubierta, lo que en medio del mar picado era una tarea de lo más peligrosa. Luego de una hora la causa se identifico como un cortocircuito en el sistema de puntería giro asistido, una vez que desconectamos dicho equipo la planta #2 pudo ponerse en marcha nuevamente. "

Lo que Heye describe en su reporte era el resultado de un sistema metereologico de baja presión que azoto las aguas del Mar del Norte durante la tarde y noche del día 7 y la madrugada del día 8. Se vivieron condiciones similares a las de un “cuasihuracan” [3]. Se les ordenó a los destructores que abandonasen la formación antisubmarina que habían adoptado la víspera y tratar de situarse en dos filas a babor de los buques más pesados. Por supuesto que las escotillas y portezuelas fueron cerradas y el trafico en cubierta se redujo a lo mínimo indispensable. Seguramente los Jäger, que no estaban para nada acostumbrados a navegar y menos en aguas picadas ,lo han de haber sentido lindo.

Por ejemplo el Z 21 Wilhelm Heidkamp (el buque insignia, con Bonte y el general Eduard Dietl, jefe del reg. 139 de Gebirgsjäger) [4] fue embestido por olas que barrieron con gran parte del equipo que las tropas de montaña habían cuidadosamente asegurado en las cubiertas. Los dos botes de abordo quedaron reducidos a escombros, igualmente el Z 21 sufrió el apagado de una de sus calderas por ingreso de agua de mar. Tanto el Z 21 como el Z 22 Anton Schmitt reportaron también haber sufrido escoras momentáneas de miedo, en ese último destructor se habían asegurado en cubierta motocicletas y equipo, que también se perdió. Similares condiciones fueron enfrentadas por el Z 18 Hans Ludemann, que además perdió 3 hombres que cayeron por la borda.

El general Dietl, según se cuenta, permaneció tranquilo y sin perder la compostura en medio de la tormenta
 
Y la lista de desbarajuste continua, el Z 19 Hermann Kunne sufrió experiencias similares a las del Z 13 con agua entrando a las calderas y violentas escoras. El Z 17 perdió un hombre que fue barrido por las altas olas y daños en la cubierta así como en los botes de a bordo. El Z 9 Wolfgang Zenker también perdió un tripulante en similares condiciones así como casi todo el equipo amarrado en cubierta. El Z 12 Erich Giese sufrió también fuertes escoras por el oleaje, perdiéndose un bote, las cargas de profundidad, cajas de salvavidas y todo el equipo del ejercito asegurado en cubierta, incluyendo motocicletas, el cuarto de maquinas también sufrió entradas de agua y parte del suministro de combustible se contamino.

Los buques grandes también tuvieron lo suyo. El Admiral Hipper sufrió sobrecalentamiento de la maquinaria de timón debido a las continuas maniobras.

Obviamente era imposible mantener formación, cuando la mañana del 8 hizo su aparición, casi todos los destructores estaban separados, en medio de un ambiente de escasa visibilidad, con las tripulaciones (y pasajeros) muy “movidos” y con buena parte de la carga y algunos tripulantes extraviados en el mar cruel.

Continuará...


Fuentes de las citas

[1] http://www.historyofwar.org/Pictures/pictures_HMSGlowworm1.html

[2] Sugiero al lector revisar todo el primer capitulo de la obra de J.M. Whitley “German destroyers of World War Two”, Ed. Naval Institute Press, sobre todo la edición actualizada de 1992 (pags.15 a 26) . Asi mismo es necesario leerse la obra de Gerhard Koop y Klaus-Peter Schmolke “German destroyers of World War II” de la misma editorial, la introducción (pags. 9 a 23) y por supuesto la sección dedicada a la maquinaria (pags. 41-44) para entender la problemática de la alta presión y otros problemas relacionados con el diseño de estos buques.

[3] “German destroyers of World War II” de Koop & Schmolke, pags. 55 a 56.

[4] “German destroyers of World War II” de Koop & Schmolke, pag. 56. “The German invasión of Norway”, Geirr H. Haarr, Seaforth Publishing, edicion tapa dura (2009), Pags. 75 a 78

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